Es tarde… se acabó.

Es tarde, está llegando la noche, ya se aproxima la muerte de éste día y mi corazón se resiste a su despedida.

Pude haber hecho «esto» o «aquello», pero ya es tarde, ya se acabó.

Más nunca… y jamás será hoy.

Quizás nadie extrañe este día, porque será olvidado por la llegada de otros días.

Como un suspiro, se desvanecerá para siempre, dejando de existir y dejando de vivir.

Pero, mañana será otro día… como todos los días y su nacimiento será la resurrección de lo eterno.

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Los delirios de Jacinto.

Ella fue lo mejor, pero también lo peor. Era de esas que con solo una palabra, hacía sentir escalofríos. Poco a poco comenzó a germinar una confianza en un ser que por los momentos sólo se había revelado por palabras, pues no se habían visto.

Él como el anzuelo al pez, sin querer se encontró con un ser que a medida que pasaban los días su curiosidad alimentaba y sus pequeñas dosis de palabras empezaban a despertar en él un sentimiento que no podía identificar si era real o imaginario.

Él sabía que era un peligro, que quizás todo esto se iba a tornar en adicción, temía que ese ser se convirtiera en su dosis diaria y anhelaba cada día poder verla cara a cara para de una vez por todas despertar… o seguir soñando.

A veces no había palabras, pero sabía que ella estaba ahí, porque podía sentir su respiración, podía sentir su calor y ella le daba justo lo que en ese momento necesitaba… beber el agua para calmar su cuerpo y también su alma.

Los días eran eternos, cuando él no la escuchaba, pero se decía para sí: «Por ti puedo esperar todo el día, por ti puedo esperar todo un año, porque sé que sólo soy feliz a tu lado».

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Aceptación

Cuando soñaba, los rayos del sol penetraban en mi mente y me decían cosas que no podía recordar, solo las vivía en ese momento, pero puedo decir que era lo más extraordinario que podía sentir.

A pesar de estar llena de peces y demás criaturas inimaginables, mi corazón que se hayaba no sé dónde, sentía un vacío muy grande.

Ciertas veces los sentía moverse y correr en diferentes direcciones, cosa que en algunas oportunidades me daba risa porque me causaba cosquillas y en otras me hostinaba porque algunos simplemente se quedaban quietos como si fuesen parásitos sin hacer nada.

Tenía un conflicto conmigo misma, quería ser diferente pero no podía… en uno de esos sueños cuando los rayos del sol venían, pude recordar que yo fui creada y que desde el principio fui amada.

Me armé de valor y decidí preguntarle a quien me creó, ¿cuál era el mi propósito?

Con palabras tan profundas y al mismo tiempo sencillas, él me respondió… y sólo entonces así pude comprender que mi cuerpo era más grande de lo que podía imaginar y que tesoros hermosos tenía dentro de mí.

Entendí que soy una obra de arte, que soy maravillosa, que soy amada no solo por él, que puedo traer felicidad, que tengo mucho que dar, pues lo que hay en mí sirve para alimentar, incluso para sanar y que mi vida tiene un propósito más allá.

Me dijo que me soñó y me pensó y que al crearme su corazón se gozó. Que no le creyera a nadie que dijera que yo no tenía valor, pues el me amaba y por eso me creó. Me dio vida no solo para mí, sino para que a través de mí, yo la pudiera compartir.

Después de haber hablado con él, me pude comprender y comencé a amar cada parte de mi ser; me acepté como soy, con mi piel húmeda y salada, con mis errores y fallas y nunca más me quejé, porque ya sabía lo hermosa que era, por dentro y por fuera y que además era perfecta porque soy como él me creó.

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Contadora de Historias…

Ella, era una mujer que cada día salía a ver el océano… se paraba frente a él y le contaba historias, algunas tristes, otras muy cómicas, con finales felices y otras con finales trágicos.

Él, por su parte, siempre escucha tranquilo e interesado, una que otras veces se veía una ola alzar y para ella era fantástico porque, la animaba a seguir relatando sus historias.

Un día el océano no escuchó su voz, no supo si ella no habló más o si alguien la trató de callar. Pero se cuenta que ese día, nadie sabía lo que iba a hacer el océano ni de lo que sería capaz.

Él, la quizo abrazar, quiso saber si estaba allí o más allá… se alzó lo más que pudo para llegar sobre la playa, desesperado, no la encontró y así siguió unos minutos más, como si fuera el fin del mundo, cual Tsunami, triste, quiso regresar y cuando lo hizo dejó ruinas, lodo, llantos y gritos sin parar.

Nadie le pudo explicar que ese día, de su cama, no se levantó más… pues se fue a la gloria y allá siguió contando las historias que tanto le gustaban al mar.

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Adaptación

Ha pasado mucho tiempo que no escribo y no es que quiera justificarme, pero he pasado por mucho en un año. Salí de mi país, migrando a uno desconocido para mí.

Aromas y comidas diferentes… conocí muchas personas, viví en carne propia la xenofobia de las personas por ser de Venezuela. Llegué a ese punto en el que no tienes tiempo ni para pensar, solo para dormir y para despertar e ir a trabajar y así continuamente la rutina.

Han pasado tantas cosas que ni sé cuál de ellas contar. Pasé malos momentos, pero también buenos, conocí gente mala pero también a otros que fueron cariñosos, sin embargo en todo este proceso puedo decir que conocí más a Dios de lo que antes lo conocía.

Me hubiese gustado quedarme más tiempo en ese país, cuando la adaptación ya se estaba encarnando en mí, tuve que salir porque la visa se venció. Ahora me encuentro en otro país, en Argentina, a penas tengo 2 meses y a diferencia de una ciudad urbana, me he mudado a una ciudad tranquila.

Creo que desde aquí ya podré volver a ser yo misma y podré volver a crear, escribir y soñar… ha sido extraño para mí el haber hecho una pausa y ahora volver. Tengo mis dudas y algunos temores pero una chispa de querer intentarlo de nuevo.

No sé con quién hablo ni a quién le escribo, pero se siente bien poder expresar lo que hay en mi mente y en mi corazón y poder de alguna manera sentir que puedo inspirar a alguien en alguna parte del mundo.

Y aquí vamos de nuevo… en este proceso de adaptación, adaptarme a una nueva cultura, a una nueva agenda a una nueva forma de vida y en este proceso de adaptación espero nuevamente florecer.

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Desierto…

Extrañamente decidí alejarme e irme lejos.

No sé por qué.

Bueno, en realidad sí lo sé, pero no quiero pensar en eso.

Lo único que encontré al salir y dejarlo todo, fue un desierto.

En medio de mi andar, decisión inútil y necia, me he perdido en la arena.

Creí que podía sobrevivir por mucho tiempo pero llegué a deshidratarme.

La piel se me ha secado y también se me ha cuarteado.

La cabeza muchas veces me dolía e incluso llegué a confundir la realidad con la fantasía.

No soy la misma, me siento débil y sin fuerzas.

Sin embargo en medio del desierto, he encontrado un oasis.

Poco a poco me voy recuperando.

Sí, he vuelto a leer, también empecé de nuevo a escribir.

Aun estoy en el desierto, aun me siento un poco perdida…

Pero poco a poco cada letra y palabra me irá fortaleciendo,

hasta poder salir ya, de éste desierto.

 

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Ingredientes para perder la cordura (A manera de desahogo)

Reconozco que tengo días en los que ando desaparecida, no he vuelto a escribir, pero no es porque no haya querido, sino porque han sucedido cosas que me lo han impedido. Y no tienen idea de lo frustrante que ha sido.

No sé qué tan enterados estén mis amigos, acerca de lo que ha sucedido en mi país. Tuvimos un “apagón nacional”, muchos de los que viven fuera no entienden lo que realmente significa un Apagón. Los que tuvimos suerte, estuvimos bajo la luz de las velas.

Bueno, se los explico de manera sencilla, se fue la luz en todo el país, no tuvimos energía eléctrica por unos cuantos días, en mi ciudad fueron 5 días, en otras zonas del país fueron como 8 días.

Ahora imagínense estar en una situación en la que estás totalmente incomunicado con el mundo exterior, ni siquiera puedes comunicarte con tus familiares que viven en el país y menos con los que viven fuera.

La carga de la batería de tu celular llega a su término y solo debes atenerte a la luz de las velas o en otros casos andar en oscuras y esperar ansiosamente a que amanezca.

Estos cinco días se convirtieron en un caos total, primero voy a contarles mi caos personal. Vivo en una ciudad donde el calor es anormal en un día normal, donde es necesario dormir con aire acondicionado porque literalmente es un sauna por las noches, los árboles parecen fotografías porque no se mueven, no hay casi brisa.

En el desespero del calor, tuvimos mi esposo y yo que sacar la cama del cuarto y ponerla en la sala, pero no entraba igual nada de aire, así que tuvimos que moverla a la cocina para ver si por el ventanal llegaba algo de brisa y bueno tuvimos algo de suerte unas dos noches, durmiendo al lado de la nevera y de la cocina.

Por otro lado la ida de la luz, hizo que en toda la ciudad fallara la distribución del agua. No llegaba agua por las tuberías, los baños de mi casa estaban peor que los baños de carretera, no había agua potable y eso no es lo peor.

Ésta situación, hizo que personas en su desesperación optaran por buscar en ríos turbios y hasta cloacas agua para beber y para bañarse. En algunas ciudades del país comenzaron a zaquear comercios, tiendas, en busca de agua y comida, no justifico ni apoyo sus acciones y menos cuando en algunas partes se convirtió en actos de vandalismo robando ropa, zapatos, maquillaje y hasta aparatos eléctricos que ni podían usar esos días porque no había luz. La gente literalmente se volvió loca.

Por otro lado, hay un problema de efectivo, donde no hay billetes para comprar, primero porque el banco no los está dando por cajero y si retiras por el banco en taquilla te dan billetes de 2 y 10 bolívares, billetes que en la calle no recibe nadie y que si tienes una colección de ellos y quieres depositarlos en el banco, ellos tampoco lo reciben. (Algo irónico y estúpido)

Las personas que tienen acceso a los pocos billetes que existen de mayor grado, te los ofrecen en venta pero debes hacerles una transferencia del 100%, es decir, necesitas mil bolívares en efectivo, tienes que pagar dos mil bolívares. Bueno así tan devaluado está la moneda en mi país, una cosa tan grave y absurda.

¿Por qué les cuento todo esto del billete? Bueno, porque durante los 5 días sin luz, la comida de la nevera de muchos se dañó, no podías comprar comida porque no había billetes, no podías pasar tarjeta porque no había puntos de venta, porque sin luz no se puede y obvio no se podían hacer transferencias bancarias porque no hay internet, no hay luz, no hay nada.

Lo triste y lamentable del asunto es que algunos que gozaban del privilegio de tener plantas eléctricas, se aprovecharon de la situación para sacar dinero de ésta desgracia, cobrando 1 dólar por 10 minutos de carga a tu celular; 10 dólares por una bolsita de hielo. No sé si saben que el valor del sueldo mínimo mensual es de alrededor del estimado de 6 dólares y por ponerles un ejemplo un pollo cuesta 5 dólares (otro tema largo del que se puede conversar en otra oportunidad).

Imaginen el caos que puede traer el hecho de que se vaya la luz… las heladerías perdieron sus helados, las carnicerías perdieron todas las carnes, laboratorios perdieron muestras, los espermas congelados, los óvulos y no sé qué otras cosas más, necesitan estar refrigeradas, porque esa no es mi área, pero sin duda alguna tuvieron pérdidas, me contaron que la pudrición en las morgues era muy fuerte; y bueno muchos ejemplos más les pudiera decir, sin embargo lo más triste de todo esto es que muchas personas murieron en estos 5 días.

Eso no sale en las noticias, pero muchos niños en hospitales murieron, por lo menos en mi ciudad fueron 20, personas que necesitaban hacerse diálisis, o terapias respiratorias, muy pocos hospitales y clínicas tenían plantas eléctricas, muchas madres perdieron a sus bebés y otros perdieron a familiares que su angustia atentaron con su vida.

Por el problema del gas que hay en el país hay familias que han estado comiendo gracias a cocinas eléctricas, hornos, vaporeras que creativamente han usado para cocinar, pero al irse la luz, perdieron toda posibilidad de cocinar.

En lo particular en esos 5 días, por poco pierdo la cordura… Pero gracias a Dios que eso no sucedió, pese a que fueron días de prueba, de angustia e impotencia, fue una oportunidad para compartir con el prójimo, con el más necesitado, compartir no solo comida, agua, o el gas, sino el tiempo, compartir palabras de ánimo y de consuelo y lo bueno es que cuando compartes siempre recibes algo a cambio, aunque uno no lo hace por esto, pero es la recompensa que recibes.

En estos días de locura, reflexioné sobre muchas cosas, como: valorar más lo que tenemos, que compartir, ayudar y servir a alguien que lo necesita siempre será lo más gratificante que puedas hacer, que no importa lo que pueda estar pasando, Dios siempre sigue fiel; que debo hacer lo posible por esforzarme a ser valiente y a no temer, a tener fe en que eso que estoy viviendo va a pasar.

Después de todo esto, he llegado a la conclusión de que los ingredientes para perder la cordura pueden ser la suma de estar 5 días a oscuras, no tener agua (para beber ni para bañarte), no tener comida, sufrir de insomnio por el calor que hay por las noches, estar incomunicado y en angustia porque no sabes qué sucede en el país o con tu familia que está en otra ciudad, tener hambre y no tener con qué comprar; y finalmente tener impotencia porque nada puedes solucionar, bastan sólo la suma de estas cosas para que alguien pierda la cordura y se sumerja en la locura.

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La Gordita Chistosa

La «Gordita Chistosa» a una mujer que me dijo que por siempre la recordara así. No voy a contar cómo llegó a mi vida en que tiempo y espacio, pero si quiero describir lo que fue para mí.

Su nombre era Mau, ella cambió mi manera de pensar y de ver las cosas tan sencillas como si fueran de otro mundo, la conocí poco tiempo y puedo decir que hasta algunas veces causaba en mí admiración, simpatía y envidia por ser como ella y en algunas ocasiones confieso que hasta celos me dio, porque sentía que estaba invadiendo el territorio que siempre fue mío y llevándose a todos los que me rodeaban con su alegría y su chistosa manera de reír y de contar cosas que sólo a ella se le podían ocurrir, anécdotas que a decir verdad no daban risa pero por el sólo hecho de que ella las contaba, todo el mundo se orinaba de la risa.

Pues sin duda alguna ella tiene un don, que hace reír a las personas por cualquier tontería y lo que me llamaba más la atención de ella es que no lo hacía por hacer reír a los demás sino que era ella misma la que gozaba de las cosas más simples de la vida y que de momento pensaba en voz alta y terminaba su pensamiento en la mayor gracia.

 Y si tú le contabas algo que no tenía nada de gracia, ella le buscaba lo chistoso y te lo comentaba con dificultad, debido al ataque de risa que siempre tenía y tú te quedabas primero riéndote y segundo pensativo porque jamás se te hubiese ocurrido que lo que le acababas de contar, sinceramente era chistoso.

Otra de sus virtudes era que siempre era generosa y dispuesta a dar, su cartera siempre tenía dinero y no había un día en el que ella dijera “los invito a comer pizza”, “Vamos por un helado” y cuando salías con ella y no cargabas ni medio, ni los demás a la final ella terminaba pagando todo pero esto nunca pareció molestarle ni importarle, más bien la hacía feliz.

Ella, es una persona con la cual puedes pasar un día entero y todo lo vez con ella como el color de las rosas, hermoso y precioso, o sino chistoso. Comencé a amarla tanto que cuando vino la época en la que se fue, sentía como si mi hermana mayor se había ido (pues llegué al punto de quererla como una hermana) a pesar de que al principio no me caía bien… antes de partir me dijo que la recordara siempre como «la gordita chistosa» pero que sobre todo no olvidara sonreír aun esos días en los que no tenga ganas.

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Como en los tiempos de la Colonia

Como en los tiempos de la colonia me ha tocado vivir durante estos días. No me imaginé que llegaría éste momento y pensar que vivo en la capital de un estado central de mi país.

He tenido que atenerme a escuchar las noticias por comentarios de los vecinos, «que sí fulano me dijo que le dijeron que fue así…» y los pasatiempos cambiaron ésta semana, pues me ha tocado, dedicarme a sembrar plantas, cosechar yuca y plátano.

Esta semana mis dotes de buena ama de casa, han salido a flor, manteniendo el orden y limpieza, cumpliendo con todas las labores que se requieren en un hogar, también he aprovechado coser a mano (algunas piezas que en realidad he querido tirar a la basura), y remendar algunos calzoncillos cosa que a mi marido le ha encantado.

Por las noches, si se me ha antojado leer un libro, me ha tocado hacerlo bajo la luz de las velas. Les cuento que también he tenido que ayudar a mi marido a buscar leña y ver como unas cuantas ollas se me han ennegrecido. Ha sido algo complicado pensar en un menú para cocinar sobre la leña, pero me las he ingeniado con unas cuantas sopas y unos bistec de carne.

Ayer, tuvimos que bañarnos con agua recogida en una ponchera, creo que me ha quedado el cabello con shampoo, porque esto de lavárselo con una sola mano, mientras con la otra te vas echando el agua, debo confesar de que no soy una experta.

Y como el calor azota por las noches, hemos tenido que abrir las ventanas, para que la brisa entre y medio refresque el cuarto, pero que va, lo que ha entrado es una nube de zancudos y me ha costado el sueño, mientras me rasco y escucho como uno de ellos canta al oído su canción mientras los otros aprovechan chuparme la sangre.

Y es que no solo han entrado los zancudos, he tenido que ceder a que entren también los tuqueques, salamanquesas o salamandras, me da igual como se llamen, que según mi marido no hacen nada, «porque mantienen la casa limpia», si eso fuera cierto, no tuviese mucho trabajo los fines de semana… bueno en fin, es que de pensar que estén en mi cuarto me da terror de que por un momento se suban a la cama.

Y también como en los tiempos de la colonia, tuve esta semana que hacer trueque, cambiar un Kilo de Harina, por un Kilo de Arroz; Cambiar un Kilo de Yuca por billetes en efectivo, porque hasta eso ni se consigue en estos días.

Por otro lado, he tenido que moverme a todas partes a pie, no logré que me prestaran un caballo, así que indiferentemente de que haya un sol incandescente, he tenido que caminar sin más remedio que aguantar unas que otras veces una jaqueca por la insolación y otras llegar a reuniones de trabajo como un pedazo de queso frito.

Bueno, en conclusión, aunque no me acostumbro a vivir de esta manera, estos días sin Internet, sin electricidad, sin agua, sin gas, sin gasolina y sin efectivo, me han servido para reflexionar sobre muchas cosas, entre ellas lo que hacía la mujer en los tiempos de la colonia.

Durante esta semana, me ha tocado ser como esa mujer pudiente, siendo ama y señora de mi hogar, también he sido esa mujer mestiza siendo productiva, en el trabajo domestico y artesanal. Por otro lado me he sentido como esa mujer esclava negra, llevando sol sin piedad, en busca de leña para cocinar y finalmente como esa mujer indígena, ultrajada y violada por un gobierno de mierda.

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Muera la Opresión

Hoy con el corazón tricolor,

Con la esperanza de un mañana mejor.

Salimos a las calles, anhelando la victoria.

Luchamos por la Democracia.

Luchamos por la Libertad

Para que este vil egoismo no triunfe más.

«Gloria al Bravo Pueblo!

Que el Yugo lanzó,

La ley respetando, La virtud y Honor»

¡Abajo Cadenas!

¡Abajo Miseria!

¡Es hora de levantar la Cabeza!

A una sola voz

Gritemos con brío:

«MUERA LA OPRESIÓN»

Por los que siguen aquí,

Por los que ya no están

Y por los que nacerán.

De Amarillo, Azul y Rojo,

Se ha manchado mi corazón.

Esperando que tus estrellas,

Mañana brillen más

Y que por fin todos,

podamos tener Paz.

MaR.

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