Es tarde, está llegando la noche, ya se aproxima la muerte de éste día y mi corazón se resiste a su despedida.
Pude haber hecho «esto» o «aquello», pero ya es tarde, ya se acabó.
Más nunca… y jamás será hoy.
Quizás nadie extrañe este día, porque será olvidado por la llegada de otros días.
Como un suspiro, se desvanecerá para siempre, dejando de existir y dejando de vivir.
Pero, mañana será otro día… como todos los días y su nacimiento será la resurrección de lo eterno.